En ALTFoto me topo con este curioso caso. La fotógrafa española Nati Martínez Ribera publicó en su cuenta de Flickr la galería Con sabor a plomo, en la cual la autora retrata el proceso de recuperación tras padecer cáncer de mama. En las imágenes, Nati exhibe partes desnudas de su cuerpo con varias cicatrices tras la masectomía. Debido al contenido de las fotos, Flickr le solicitó que restringiera el acceso al álbum, ya que el servicio consideró que contravenía los lineamientos de la comunidad.
En respuesta, la fotógrafa envió un correo a Flickr para explicar cuál era su situación:
He recibido un correo de vuestro equipo de ‘Abuso y asesoramiento’ informándome que mi galeria ‘Con sabor a plomo’ ha sido calificada como ‘Restringida’ (…) por el hecho de mostrar imágenes de desnudos parciales o totales que pueden ofender la moralidad o resultar impropias de mostrar en una plataforma como Flickr.
Una vez revisada la galeria en su conjunto, no encuentro en ellas contenidos que merezcan la calificación de ‘Restringidas’. Si bien aparecen desnudos, en ningún caso dicha desnudez constituye un fin en si mismo, ni estan realizados en un sentido erótico, pornográfico o de simple exhibicionismo, sino más bien con un alto sentido del pudor y de la discreción.
Dicha galería responde a un episodio de mi personal lucha contra el cáncer de mama y las imagenes muestran en esencia el impacto físico sobre mi propio cuerpo, así como el impacto psicológico que se deriva del padecer de una enfermedad que, desgraciadamente, azota a millares de mujeres en nuestro mundo.
Entiendo que la Galería se incluye dentro del ámbito que la tendencias del arte contemporáneo identifican como ‘Performance’, es decir, y en este caso, como un intento de paliar o exorcizar los fatales fantasmas que acompañan al cáncer de mama y también, porqué no decirlo, como un personal ejercicio terapéutico a través de la imagen fotográfica (…) Por otra parte, entiendo que las fotos pueden despertar la conciencia de los posibles visitadores de la Galería sobre esta enfermedad.
Nati recibió una respuesta casi robótica de Flickr, dándole instrucciones sobre cómo moderar sus fotos. Parece que no se tomaron la molestia de comprender la justificación de la autora — desde mi perspectiva, muy válida — y se fueron por el apego estricto a las normas. A propósito, José Ma. Expósito, blogger de ALTFoto, hace una reflexión interesante:
Está claro que si consideramos que lo que ha hecho Nati es arte, que no tiene nada que ver con la pornografía, ni nada por el estilo, debería poder exhibirse en cualquier parte, pero, ¿es el arte para todos igual? (…) ¿Son para un judío ortodoxo las fotos de Nati arte? ¿para un musulmán? ¿todo el mundo soporta ver cicatrices? ¿Personas enfermas? ¿Acaso no habrá gente, que la hay para todo, que le verá algo erótico a esas fotografías?
Expósito concluye con una apología a la respuesta de Flickr, indicando que el servicio debe proteger a todos los que pasen por el sitio. “Además son sus normas, pero no te obligan a colgar las fotos en su portal. Lamentándolo mucho, Flickr no es el sitio para estas cosas”, cierra su texto. Aunque coincido en que hay un mar de lugares para alojar fotografías, sí estoy en desacuerdo con la postura de Flickr.
Entrar en el debate estético de qué es o no arte me parece, cuando menos, una discusión infértil en la que no podremos ponernos de acuerdo. Sin embargo, sí quiero destacar un punto de la carta de Nati: la fotografía es un vehículo poderoso para despertar la conciencia de las personas sobre ese padecimiento. Estoy de acuerdo que una imagen puede decir más que mil palabras, no sólo en lugar de los datos duros, sino como una acercamiento sensible a la realidad de otros. En este sentido, la discusión sobre si su galería cuenta como arte no gira sobre lo visual, sino sobre su poder para conmover, tocar fibras y provocar reflexiones.
Me hubiera gustado que Flickr diera una posición más clara al respecto, y no únicamente una respuesta automática. Los servicios los hacen las personas: tanto las que participan como comunidad como las que están detrás del sitio. Pensar en un sistema rígido donde no hay interpretación, ni excepciones ni discusión es dar un paso detrás. Al final, la restricción se vuelve simbólica, porque Nati tiene un sinnúmero de lugares más para compartir su mensaje — no sólo por ella, sino por los que compartimos su visión. Eso no lo puede parar nadie.
Por cierto, podeis consultar la galería en Picasa, donde ahora se aloja.
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